"El blog de alguien a quien no merece la pena leer"
Angela Merkel.
"Guau, guau" Rex.
"Que Dios nos pille confesados" Benedicto XVI.
"¿Recuerdan mi famosa frase sobre la infinidad del universo? Pues este blog se refiere a lo otro" Albert Einstein.
"Tiene cara de ario" Adolf Hitler.
"Va de guay, pero es un simple camello" Friedrich Nietzsche.

13 de febrero de 2011

Living the crazy Corcaigh (2). Más noches como esta.

Sólo os he contado una maravillosa historia sobre mi estancia en Cork, así que he decidido crear un hilo de entradas sobre diferentes anécdotas en esta loca ciudad.

Ayer tuve una de las noches más extrañas de mi vida. Si bien lo hechos no son algo extraordinario, el ambiente que se respiraba sí que lo era.

El asunto empezó por la tarde, no había ningún plan para la noche, y recibí un mensaje por facebook para ir a una fiesta. Desafortunadamente estaban lloviendo "cats and dogs" y el lugar en cuestión nos pillaba muy lejos. A eso de las 19,30 decidimos abortar misión, y el nuevo plan era ir a una fiesta francesa que había por los apartamentos. Hasta ahí todo bien. Fuimos a beber a una casa, éramos cinco y sólo íbamos a salir tres, FIESTÓN. Durante nuestra estancia en esa casa estuvimos hablando de lo tremendamente homosexual que salía Orlando Bloom en Troya. La verdad es que la noche no pintaba muy bien.

Cuando nos disponíamos a salir los tres, oí desde la casa mi nombre pronunciado con cierto acento italiano. Eran Dario y Nevan (mis actuales compañeros de piso), estaban abajo con otros amigos. En cosa de diez segundos llamaron a la puerta, eran cinco. Estuvimos unos siete minutos en allí, y sin más nos invitaron a una fiesta en una casa que no era la suya. Perfecto ya éramos ocho.

Llegamos a la casa, y la fiesta estaba casi terminada. Sólo quedaban unos españoles bastante paletos (esta historia la contaré otro día). Nuestra única intención era robar todo el alcohol posible e irnos a otro sitio. Para ello necesitabamos a una chica, pues son las que mejor lo hacen. Cuando robó lo poco que quedaba nos fuimos abajo y nos lo terminamos. Insisto en lo paletos y etnocentristas que eran esos españoles, también eran bastante maleducados, y robarles su bebida fue una cosa que nos subió la moral a todos.

Con el buen sabor de la victoria en la boca fuimos a los pubs a festejar un rato. Todo estaba siendo bastante normal en el Crane Lane, hasta que encendieron las luces y apagaron la música. Fue entonces cuando empezé a hablar con un chico de Logroño, que el año pasado había terminado Comunicación Audiovisual en mi querido Burgos. Su cara me sonaba y luego ya caí en que había hecho el corto de El cuadro, la bruja y el colirio. Resultó que otra de las chicas que estaba por allí también había estudiado C. A. con él. Ya estábamos todos. No hablé mucho con ellos y cada uno se fue por su lado.

Dario nos dijo que le habían invitado a una fiesta, pero no pudimos encontrar a la chica que le había invitado, así que reconocimos nuestra derrota y fuimos para casa. Afortunadamente, cuando llegamos a los apartamentos la fiesta francesa seguía y aunque nadie nos había invitado subimos a ver que se cocía por allí. Resultó que era una poco aburrida, pero gracias a Nevan y Des (un tío que no puede enunciar una frase sin incluir las palabras motherfucker o fucking) la cosa se animó un poco. Nevan, haciendo gala de sus genes irlandeses, se bebió todo el vino que había por allí en un tiempo record; y Des, mientras se reía de todo lo que le contaba, acabó con toda la comida que quedaba. Muffin de chocolate incluido. La verdad es que pasé un buen rato allí, además le enseñé a Nevan lo que es el calimocho, algo que los erasmus españoles enseñamos a todo el mundo. Bueno, eso y la tortilla de patata.

Cuando nos echaron de la fiesta fuimos a mi casa. Allí estuvimos comiendo unos berberechos, unas anchoillas en aceite y unos nuggets de pollo. Delicioso todo.

En mi casa fuimos testigos de cómo una persona se puede dormir mientras mastica pizza. Nevan hizo la proeza, un hecho isólito que pocas personas pueden ver y menos experimentar. Yo ya se lo había visto hacer otra vez. El sujeto en cuestión entra en un sueño profundo del que es imposible despertarlo. Y cuando digo imposible, es casi IMPOSIBLE. Después de que Dario se comiera la pizza que sobró, y se sacaran unas fotos con él. Decidimos despertarle y decirle que se fuera a la cama. Nos os penséis que fue tarea fácil. Los gritos no tenían ningún efecto, aunque fueran en un alto volumen y en la misma oreja. Las típicas tortitas en la cara tampoco funcionaron. Por lo que decidimos hacer una mezcla de las dos y pegar las tortitas un poco más fuerte. Después de un minuto realizando la técnica en cuestión se levantó sin decir mucho y se metió a la cama.

Aquí terminó esta maravillosa noche. Espero no haberos aburrido mucho. En Cork se vive todo de otra manera, y sin duda lo mejor de cada anécdota es la gente con la que lo vives; ver sus caras, sus reacciones, cada palabra. Esa es la verdadera aventura.

Por cierto el hilo se llama Living the crazy Corcaigh. Esta entrada es la número (2), porque la (1) es la de El extraño caso del hombre dormido.

Saludos, paz y libertad.





No hay comentarios:

Publicar un comentario